Alimentando el espíritu

El mar nos despierta acariciándonos el hombro. Y después de besar sin recato la orilla se va alejando. Y es que el mar de Bali es infiel el muy cabrito: por la mañana está a menos de 50 metros de nuestra habitación y enseguida se va y se va,hasta que a mediodía solo se le ve la espalda.


Hoy ha sido un día de relajo ilegal en algunos países. No en éste. Así que tras un par de intentos infructuosos de buceo,nos damos a la lectura. Amaia en formato kindle y yo en papel de toda la vida.


Lo del snorkel y las aletas tiene su ciencia, no te creas.Tras regresar a tierra hundido en la miseria, normalmente se te queda esta cara.


Pero cuando la orilla es un arrecife de coral, caminar hacia el mar sin aletas es un ejercicio muy aconsejable para un penitente en practicas, pero no para nosotros. La alternativa es caminar con aletas...los que lo hayáis probado me comprenderéis. Añádele unas olas de mil demonios y voila! Seguiremos intentando.


Como las actividades acuáticas se nos resisten volvemos a tierra y nos dedicamos a fotografiar un enjambre de mosquitos.A que nunca habías visto uno?Es en estos momentos cuando piensas: "estoy fotografiando mosquitos, aha! sí, estoy de vacaciones"


Con tanta acción se nos pasa el tiempo volando. Es hora de comer. Hoy la elección es bien simple: pizza.


Y se nos une un amiguito inesperado que nos recuerda a Hari. La echamos de menos. Los gatos indonesios son más espigaditos y tienen las orejas más grandes y puntiagudas que los europeos. A los machos, tienen la costumbre de cortarles la cola. No preguntes porqué.


Así como el menú es sencillo, no lo es el entorno.Una cabaña privada (sustentada como si fuera un horreo en cuatro columnas verticales) encima de la misma playa.


Después de comer,leemos un poco más, sesteamos un poco también y ya está.


Nos damos una ducha y nos acercamos a ver el atardecer a un lugar cercano.


Allí, nos metemos entre pecho y espalda unas albóndigas, mitad de toda la vida, mitad italianas, mitad chinas...y con cuchara.


A nuestro lado baila la hoguera, hoy hay luna llena y por la isla se celebran fiestas de full moon. Pero nosotros decidimos volver al hotel y escribir esto.


Para que quede constancia de que un día en Gili Trawagan puede ser un día en el que no hagas absolutamente nada y ser un buen día.

Ubicación:Alam Gili Private Villas, Gili Trawangan, Indonesia