A eso de la una del mediodía, el transporte nos deja en el NewHotel Lafayette en la calle Buffault. Muy bien, muy céntrico. Coqueto sin estridencias.
Comemos, literalmente, en la pizzeria de la esquina (Casa Tina) y acertamos. Una calzone y una pizza primavera riquísimas! eso sí; la cerveza a precio de oro, como en toda Francia.Después de comer, recorremos Lafayatte. Nuestro destino: el canal de Saint Michel y otros rinconcitos. Por el camino, cumplimos una de las fijaciones de Amaia: tomar café por la calle, a lo newyorkino. Y yo me pongo en plan detective.
Si sigues el canal, te encuentras con multitud de gente haciendo footing, lo cual es todo una heroicidad con el frío que hace.
También te encuentras con tiendas maravilloas como Antoine&Lili; una perdición si, como a nosotros te gusta la estética vintage en todas su suplicaciones, desde ropa hasta decoración.
Ya de noche, tras pasear hasta La plaza de Bastilla, cenamos un wok de pollo en uno de esos bares tan chulos de las zona de Bastille: le QG, se come bien, sin que debas dejar uno de tus riñones a la hora de pagar. Alucino con los horarios de los garitos: algunos abren hasta las 6 de la mañana. A París le gusta estar despierto. Pero nosotros hemos caminado por encima de nuestras posibilidades, así que nos vamos dormir. Mañana mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario