jueves, 28 de marzo de 2013

Cuatro días en París: día 4

Y nada! metro p´arriba, metro p´abajo alcanzamos nuestro último día en París. Las ojeras dan fe de los kilómetros recorridos y de los buenos momentos vividos en la Ciudad de la Luz a lo largo y ancho de estos cuatros días. 

Una ciudad en la que allá donde mires, encuentras el lugar donde nació un mito, una localización de cine o una página de libro de Historia. 

Y para colmo de mitos, nuestro último recorrido urbano comienza...aquí. No hay mucho más que decir.

La vista desde el Palacio Chaillot, se ve un poco turbia por una pequeña horda de aficionados españoles al fútbol jaleándose los unos a los otros frente a la televisión francesa, que se frota a las manos. Huimos de pura vergüenza ajena.

Un gran descubrimiento antes de subir a Sacre Coeur: Captain B. Un bar chulísimo, donde comemos.

 Captain B está dedicado a los superhéroes clásicos de Marvel y DC, sobre todo Superman, Batman y Spiderman. Aunque también tienen su hueco los X-Men, en especial Wolverine. Además hay una simpática sorpresa en el baño (no te la desvelamos para que la descubras por ti mismo). Si te va esta estética, no te lo pierdas. Y si no te interesa especialmente, la comida está realmente bien y el servicio es muy atento y agradable, como en todo París.

Un poco al límite de nuestras fuerzas, nos lanzamos a la ascensión a Sacre Coeur, con su mítica Basílica, sus pintores, sus callejuelas, sus vistas maravillosas...y sus carteristas. Mucho ojo en esta zona con los "pickpockets". No tuvimos problemas, pero como en toda gran ciudad hay gente que no tiene otra forma de buscarse la vida y en Sacre Coeur, esto se respira especialmente. 

Venga, un último esfuerzo para llegarnos hasta el Moulin Rouge, en el 82 del Boulevard de Clichy. Otra imagen mítica para la colección! obsérvese la emoción de Amaia al inmortalizar el momento. Menos mal que tuvo su recompensa justo en la acera de enfrente: un capuccino calentito del Starbucks.
En este punto, no tenemos ya tiempo ni piernas para más. Mañana regresamos a casa. Una vez recorridos los imprescindibles, nos quedan en la bandeja de "pendientes" un montón de cosas. Será en otro viaje. A bientôt, Paris.

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