"Un oasis donde descansar de las largas travesías por el desierto. Así lo define Amalia, una de las dos mitades fundamentales de la idea de Zuhaizpe. La otra mitad, el origen, es Karmelo, (que es también el doctor Bizkarra). Ambas son, sobre todo, personas acogedoras, cálidas, sabias...
Unos días llenos de "sorprendimientos" y descubrimientos: Hemos aprendido otras formas de alimentarnos de la mano del alquimista Jorge Castellote.
Aunque sin foto, Lupe con su infinita ternura nos ha enseñado otra manera de curarnos y currarnos (que hemos puesto en práctica nada más llegar a casa). Con Arantxa nos estiramos y desperezamos la primera vez. Los dedos intuitivos de Alaitz, nos han mostrado la memoria de nuestros músculos. El gnomito Alicia, incombustible, imparable, nos tenía a todos con la boca abierta por su derroche de energía y alegría (siempre cantando Camarón). Por último Arturo, nos dijo que no le daríamos demasiado trabajo esta semana, y resulta que quien tuvo que ser cuidado al final fue él, que mejore ese pie. Todos ellos grandes cuidadores, como les gusta ser llamados. Para nosotros, grandes "acompañantes" y "abrazadores".
Hemos comprobado también que los límites de nuestro cuerpo muchas veces están en nuestra cabeza, y que nuestro cuerpo habla más sobre lo que pasa en nuestra cabeza de lo que creemos.
Hemos compartido risas, llantos, vivencias, transformaciones e incluso, en algunos casos, creemos que hemos sembrado una reluciente semilla de futuro.
Podría citar uno a uno de memoria los nombres de este maravilloso grupo de personas que hemos tenido la enorme suerte de conocer tan profundamente en solo siete días. No faltó nadie, no sobró nadie.
Nos quedamos con las sonrisas recuperadas, las riendas recogidas, los rumbos reencontrados, las alas reinstaladas...y nos las llevamos dibujadas para siempre en la mente y en el cuerpo que, al fin y al cabo, son la misma cosa.
Gracias Zuhaizpe. Volveremos.
Si quieres saber más www.zuhaizpe.com